Sostenemos que toda educación es sexual, ya sea por acción o por omisión. Se da en el cotidiano de las escuelas, ya sea en el aula, en el patio, en los baños, en los acuerdos de convivencia, en la sala de profes y maestrxs, en las planificaciones, en las articulaciones con otras instituciones y organizaciones cercanas.
Vale recordar que la Ley 26.150 establece que lxs estudiantxs tienen derecho a recibir educación sexual integral en todos los establecimientos públicos del país, lamentablemente deja la decisión atada al ideario de cada uno de éstos.
Es importante refrescar en nuestra memoria cuáles son algunas de sus premisas:
· La sexualidad abarca múltiple dimensiones
· Es transversal a todas las áreas de conocimiento y no se limita solamente a jornadas esporádicas.
· Incorpora 5 ejes de enseñanza: cuidar el cuerpo y la salud, ejercer nuestros derechos, valorar la afectividad, respetar la diversidad y reconocer e incorporar la perspectiva de género.
· No se basa en conocimientos rígidos sino que abre espacios de intercambio, discusión y escucha.
· Reconoce el valor que tienen los reclamos de los movimientos feministas, sexo genéricos, de pueblos originarios, se mujeres, de personas con discapacidad, de familiar con hijxs trans y la escucha del colectivo docente.
En el transcurrir de estos años se produjeron transformaciones en todos los niveles educativos, no fue sin controversias y luchas. En nuestra provincia aún no tenemos ley propia y seguimos exigiéndola junto con un presupuesto que nos permita salir de la voluntad de cada docente en aplicarla y desarrollarla, así como que permita la formación gratuita y en servicio.
En los últimos meses nos hemos encontrado con los sectores antiderechos, conservadores y autoritarios gobernando, diciendo que la ESI es peligrosa y sosteniendo que la familia (nuclear) es la única que tiene potestad para enseñar sobre sexualidad.
Quienes estamos en las aulas sabemos del peligro de ésto, pero seguimos apostando a fortalecer una ESI que abra debates, que construya colectivamente, que potencie la capacidad de imaginar proyectos de vida en nuestras niñeces y adolescencias, que politice el trabajo docente, que fortalezca esos lazos de confianza entre el alumnado y lxs seños y profes y que nos invite a construir y proteger la esperanza.
Sin Educación pública, gratuita, laica y científica no hay ESI. Sin ESI no hay posibilidad de crear un mundo sin discriminación ni violencia machista.