La violencia por razones de género es un grave problema social y uno de los basamentos en los que se sostiene el Patriarcado.
A través de muchos años de lucha hemos logrado visibilizarla, instalado la perspectiva de género con una mirada integral y de derechos humanos, para abordar las desigualdades entre los géneros, cuestionando los pactos de silencio que benefician a los victimarios. No estamos dispuestxs a retroceder.
La semana pasada se dio a conocer que el ex presidente Alberto Fernández habría golpeado y hostigado por mensajes telefónicos a Fabiola Yañez, por ese momento primera dama. Éste es un hecho doblemente grave porque quien ejerce la violencia es quien en ese momento tenía la envestidura presidencial pudiéndose constituir, además, en un acto de abuso de poder. Además repudiar el hecho, exigimos una investigación seria y minuciosa y rechazamos cualquier intento de obstaculización y espectacularización.
Nos ponemos en alerta sobre el abordaje que hicieron los medios de comunicación, fue un acto de revictimización más, inclusive desde antes de que ella decidiera denunciarlo. Esto también es violencia.
Existe un protocolo para el abordaje en estos casos, evitar la publicación de imágenes o videos que puedan revictimizar a la persona que vivió la situación de violencia es uno de los aspectos a tener en cuenta.
Repudiamos la utilización de la situación por parte del gobierno nacional, que lo toma para introducir cínicamente en su discurso su rechazo a la violencia hacia las mujeres cuando viene sosteniendo en su programa un ataque misógino hacia cualquier tipo de organización que nos demos, fomenta el tutelaje, atacan cuanta reivindicación tenga el feminismo colocándolo como uno de los enemigos a derrotar. También lo denunciamos por el cierre y vaciamiento de las políticas públicas destinadas a la prevención y al tratamiento de violencia por razones de género como fue la eliminación del Ministerio de mujeres géneros y diversidad, el desmantelamiento de la línea 144 y la eliminación de la perspectiva de género en la administración pública y sus políticas de ajuste u hambre para quienes menos tienen. No sólo es lo que dicen, sino también lo que hacen.
Los violentos están en todos lados, y lo están porque así se produce culturalmente la masculinidad: violenta, supremacista, cosificadora. Que el o los violentos tengan envestidura presidencial es aún más grave, porque ocupan un lugar privilegiado de poder y habilitan discursos y acciones violentas con pretendida impunidad. Es responsabilidad de los gobiernos prevenir y diseñar políticas públicas tendientes a la erradicación de la violencia por razones de género, si no lo hacen, es porque también son responsables.
Sabemos que poner en palabras la violencia que sufrimos no es fácil, lo hacemos cómo y cuándo podemos y cada vez que alguien levanta la voz no sólo acompañamos, sino también enseñamos, invitamos a otras a hacerlo, damos fuerza y confianza y también sabemos que organizadxs tenemos la potencia de transformarlo todo, porque el patriarcado por si mismo no se va a caer, lo vamos a tumbar.