Los montos son insuficientes, se aumentan tres veces al año -muy alejado de la dinámica inflacionaria-, llegan tarde y queda en los trabajadores y trabajadoras hacer malabares para garantizar un plato de comida a niños, niñas y adolescentes. ¿Quién come o qué se come con $168? Exigimos actualización ya y pago a término de las partidas.
Algunos datos:
Producto de la pobreza creciente, se incrementaron las y los comensales.
Los montos actuales fueron actualizados por última vez en el mes de abril: $168 por ración de comedor escolar y $70 de copa de leche. Las partidas incluyen los gastos de funcionamiento. Desde ese mes, la inflación fue del 31,64%.
Las partidas se pagan a mes vencido, lo que genera sobrecarga de costos, a criterio de los proveedores. Los refuerzos sólo entran para copa y no para comedor.
Entre los productos alimentarios que más se incrementaron en julio encontramos: Papa 34,1%; Cebolla 19,7%; Azúcar 17,1%; Arroz blanco 12,4%; Leche en polvo 12,0%; Dulce de leche 10,8%. Todos por encima del dato oficial del 6,3% mensual general y el 5,8% en bebidas y alimentos. Todos, fundamentales en los menús.
Compañeras de los comedores informan que el último mes hubo 3 aumentos en carnes.
Tras la devaluación del 14 de agosto, ningún nivel de gobierno mostró reacción hacia el sector más vulnerable: las infancias y juventudes pobres con privación alimentaria. Ya cuesta sostener el mes entero con el dinero que se destina hoy y se avizora una inflación de dos dígitos para el mes en curso.
Según el gobierno, se reparten 200 mil raciones diarias en las escuelas y 472 mil copas de leche. El aumento de la pobreza en personas con empleo y sin empleo, impacta de lleno en comedores escolares y copas de leche. De la mano de la inflación sostenida, el aumento indiscriminado de precios y los retrasos del pago de las partidas, el esquema de costos es absolutamente imposible de sostener.
Por la Ley 13.960 los montos se actualizan tres veces al año. Lamentablemente, nunca condicen con el costo de los productos necesarios. Esto sigue contribuyendo al deterioro de los comedores escolares y su función social, desde su creación en la década de 1980.
En los espacios que provee el Ministerio de Educación se llenan las panzas, pero no se alimenta. La situación impacta de lleno en la creciente cantidad de comensales que son, ni más ni menos que personas en pleno desarrollo que en muchos casos encuentran en la escuela el único alimento del día.
Por ende, si bien en ninguna situación se debe descuidar el carácter nutricional de las raciones, menos en un contexto como el actual. La falta de actualización a montos reales y pago en tiempo y forma de las partidas lo que hacen es colaborar al mal desarrollo físico, intelectual, simbólico y psíquico de niños, niñas y adolescentes.
Ante la situación de emergencia exigimos actualización de las partidas de los montos a los costos vigentes y que se abonen de inmediato. Insistimos: el pago a destiempo, achica los platos, reduce su calidad o directamente impide sostener su provisión.
En los comedores y copas de leche, las trabajadoras/es hacen malabares cada día para sostener la alimentación cotidiana, cayendo sobre ellos/as y la posibilidad de cada establecimiento dar las respuestas inmediatas a problemas urgentes, que afectan a nuestros alumnos y alumnas. Ante la inacción gubernamental seguimos sosteniendo: el hambre, es un crimen. Pongan los recursos de forma inmediata donde más se necesita.
Amsafe Rosario y ATE Rosario