Hace pocos días, ya sobre el cierre del año escolar, sin ninguna consulta previa, las autoridades publicaron una resolución que tiene dos definiciones centrales:
La primera es que la totalidad del estudiantado tendrá que continuar asistiendo a las escuelas hasta el 23 de diciembre. A fin de noviembre ya se sabe quiénes aprobaron cada materia y quiénes no, pero la Ministra dispuso que siguen yendo todos por igual. Diciembre es el tiempo para trabajar con los chicos que tuvieron dificultades, apostar a que en esas semanas, en un trabajo más personalizado, puedan lograr nuevos aprendizajes; pero esto no va a ser posible si el docente tiene que atender en forma simultánea también a los que aprobaron. Esta medida absurda solo tiene el sentido de pretender castigar a lxs docentes por los días de paro, al gobierno parece importarle más cumplir determinada cantidad de días de clases que la calidad educativa y el aprendizaje real de nuestros alumnos y alumnas. Pero los realmente castigadxs serán las/os estudiantes: los que aprobaron porque tendrán que seguir yendo nadie sabe bien a qué; los que no aprobaron porque no podrán tener la dedicación que necesitan.
La segunda definición que rechazamos es sobre la forma de aprobación de las materias para diciembre y febrero. Ahora, a fin de año, el Ministerio dice que las distintas materias se tienen que juntar en grupos llamados “Trayectos” (por ejemplo, un Trayecto sería el conformado por Lengua y Literatura, Educación Física, Plástica e Inglés). Y el alumno tiene que aprobar el Trayecto en unidad con la misma nota en cada una de las materias. No importa si en una materia es excelente y en la otra ni siquiera fue a clases; no importa si los docentes nunca trabajaron en equipo; ahora, en diciembre deben tomarle al alumno algún trabajo que integre las distintas materias y ahí definir la misma nota. Se pretende que las materias que ya se dictaron durante todo el año ahora se agrupen para poner una misma nota. ¡Un absurdo! Una falta de respeto al trabajo de cada docente y de cada alumno/a! Un mecanismo que viene repitiendo este Ministerio y que parte de la idea de que todo se resuelve bajando los niveles de exigencias y empujando para que nuestros chicos pasen de año de cualquier manera, haciendo desaparecer espacios de consulta y trabajo de recuperación, y desconociendo los modos de trabajo que las escuelas secundarias vienen desarrollando a lo largo de todo un año.
Sabemos que la escuela secundaria está en un momento difícil. Que los dos años de pandemia fueron muy complejos; tiempos donde docentes y familias nos arreglamos de la manera que pudimos y sin los recursos que debía garantizar el Estado.
Nuestros alumnos necesitan una escuela secundaria que se fortalezca. Este proceso debe ser fruto de un profundo debate al interior de todas las escuelas y logrando los acuerdos necesarios, bien lejos de las lógicas autoritarias del Ministerio. Y además es necesaria una mejora sustancial de la inversión. Hacen falta más escuelas con edificios en buenas condiciones. Hacen falta más aulas, más bancos, más recursos tecnológicos y más docentes para atender debidamente el creciente en la cantidad de alumnos.
Los llamamos a que nos acompañen en esta lucha contra medidas que en nada favorecen a nuestros alumnos.
Juntos tenemos que defender la escuela secundaria para apostar a construir el futuro que nuestros chicos/as necesitan.