Fue víctima de la violencia extrema que estamos viviendo en la ciudad de Rosario. Había sido baleada mientras esperaba el colectivo junto a su madre, Claudia Deldebbio, asistente escolar, que falleció ese mismo día. Situaciones como ésta recorren nuestra ciudad día a día, transformemos está gran tristeza y bronca en un grito colectivo y digamos ¡basta!
No queremos ser valientes al salir a la calle, queremos poder caminar tranquilxs sin tener que estar atentxs por dónde va a venir la bala.
Los gobiernos y el Estado son responsables.
No generan políticas públicas para detener está escalada de violencia que sufrimos en la ciudad y en las barriadas rosarinas todos los días.
Enviamos un abrazo enorme a sus hijxs y al resto de su familia y amigxs, nuestra mayor solidaridad.