Quienes trabajamos cotidianamente en el territorio, sabemos y conocemos las problemáticas que vienen padeciendo los vecinos y vecinas de la comunidad, desde décadas. Hablamos de una comunidad que tuvo que migrar de sus territorios y viene siendo doblemente expulsada; primero por el avance de un modelo productivo de sojización que busca beneficiar la concentración de tierras y riquezas en manos de los grandes empresarios; y ahora por los estados municipal, provincial y nacional que les niegan el derecho a una vivienda digna y se basan solamente en promesas.
Sabemos también que el barrio viene creciendo exponencialmente desde varios años, consecuencia de políticas de despojo de nuestras tierras y recursos naturales. Lo venimos reclamando y denunciando, cuando sostenemos que los centros de salud y las escuelas también están desbordadas y por esto, no nos cansamos de exigir condiciones dignas para que nuestros alumnos y alumnas puedan estudiar.
No podemos permitir que se siga naturalizando ese accionar policial, que pega a las mujeres, reprime a las comunidades originarias y criminaliza y estigmatiza a las barriadas populares.
Su reclamo, es nuestro reclamo! Nos solidarizamos también con los organismos de Derechos Humanos y les trabajadores de prensa que en pos de defender y acompañar a la comunidad, también fueron agredidos y violentados.