Sin embargo, la Declaración Universal de los Derechos Humanos es mucho más amplia; contiene los derechos básicos y fundamentales que debería tener cualquier persona en el planeta. Se trata de los derechos a la salud, la educación, el trabajo, la vivienda, etc. Aunque Argentina adscriba a esta declaración no es difícil darse cuenta de que estos derechos para millones de personas no son respetados.
En un contexto de pandemia, tuvimos más de 1 millón de ninxs sin conexión en la virtualidad, los trabajadores del sistema educativo hicimos malabares para sostener la educación ante el desamparo del gobierno provincial.
El último índice de pobreza presentado por e INDEC marca que en Argentina la pobreza alcanzó al 40,6% de las personas y al 31,2% de los hogares en el 1° semestre de 2021; la indigencia, al 10,7% y al 8,2%, respectivamente. Es decir, que cuatro de cada diez personas en Argentina son pobres, y de esos cuatro, una es indigente.
Y esto se profundiza en la infancia, ya que la pobreza infantil llegó al 54,3% y afecta a 5,9 millones de menores de 14 años.
El acceso a la salud es otro derecho fundamental, sin embargo, el gobierno de Perotti acaba de descontar a los que estuvieron en la primera línea enfrentando la pandemia, a médicos y profesionales de Siprus y a asistentes escolares de ATE Rosario, por el legítimo derecho a huelga en la pelea por el salario, en un intento claro de disciplinamiento contra el gremialismo que no va a permitir que el ajuste caiga sobre los trabajadores.
Con un gobierno que está más preocupado por cerrar el acuerdo con el Fondo monetario Internacional que por suplir todas las carencias de nuestro pueblo. Tenemos que ser claros, la única deuda es con el pueblo.
Porque más ajuste sólo va a provocar que estos índices se profundicen. Y para nosotros no son sólo números, son personas con nombre y apellido que quedan excluidas del sistema.
Día a día vemos en nuestras escuelas como el derecho a la educación es bastardeado por políticas públicas de ajuste y con diversos modos de expulsión con que cuenta el sistema para con lxs alumnxs de los sectores más desfavorecidos. Si las familias no tienen trabajo, el derecho a la educación de esas infancias y adolescencias está directamente afectado.
El movimiento de mujeres y disidencias en estos últimos años han visibilizado de manera contundente el modo en que se vulneran sus derechos y se ha fortalecido en la denuncia sobre la violencia de género, la desigualdad en el trabajo, entre otros.
La ESI tiene mucho para aportar; para ello debe dejar de ser solo una ley aprobada para ser una realidad viva en cada una de nuestras escuelas.
El acceso a la vivienda parece un derecho cada vez más lejano y difícil de concretar.
En un país donde no se declara la ley de Humedales, que proteja los sistemas naturales que hacen posible la vida en nuestro planeta. Lugares que contienen una gran cantidad de biodiversidad que viven y se reproducen en ellos. Con reservorios de agua dulce y grandes filtros. El respeto al ambiente sano es un derecho humano.
Seguimos peleando por un mundo más justo e igualitario para todos. Po un mundo donde quepan todos los mundos.
Desde Amsafe Rosario sostenemos la autonomía de nuestro gremio y la firmeza en la defensa de nuestros derechos: a la educación, al trabajo, a la salud, a la vivienda, a salarias y jubilaciones que alcancen, a la verdad, a la justicia.