La pandemia no cede en nuestra zona y cada día que debemos asistir a las escuelas la amenaza se hace presente con fuerza. Mucho más si el Ministerio no garantiza ni los elementos mínimos indispensables para el cuidado del personal y la comunidad.

En la mayoría de los casos los edificios escolares que nos alojan carecen del mantenimiento necesario y todas las obras se demoran. A esto hay que sumarle los robos y el vandalismo que no paran de crecer.

Los aumentos salariales muy lejos están de alguna valoración real. Para los funcionarios los reconocimientos “a la primera línea” se agotan en las declaraciones de ocasión por los medios. La realidad es que el aumento “acordado” en paritarias vuelve a los peores esquemas de los ’90 achatando las escalas y desconociendo toda la responsabilidad y el compromiso de lxs directivxs.

Pero igual hacemos un esfuerzo, despejamos del terreno las políticas oficiales y empezamos a encontrar razones para festejar. Muchas. Innumerables. En cada jornada que se termina con la convicción de la tarea cumplida. En cada paso dado para seguir construyendo equipo con todo el personal de la escuela. En el apoyo de la Cooperadora. En esa madre que se va agradeciendo la ayuda recibida. En la sonrisa pícara de esx niñx que sigue apostando a jugar y aprender y entiende que la escuela es su lugar.

Hoy las escuelas se sostienen únicamente en el compromiso de su personal y en particular de lxs directivxs.

Vaya un cálido saludo en este día y la apuesta a seguir cada día más juntxs.