En el marco de la pandemia se profundizó la flexibilización que sostienen docentes de apoyo a la inclusión (integradorxs) junto a los equipos de las escuelas especiales. La situación es insostenible: hay docentes que cubren hasta cinco instituciones, intentando como mejor pueden, construir y sostener vínculos afectivos y pedagógicos con alumnxs, familias y docentes. A pesar del esfuerzo, a pesar de la flexibilización, a pesar del compromiso, quedan escuelas de distintos niveles que ni siquiera cuentan con alguna integración debido a la falta de recursos humanos.
Frente a los insistentes reclamos de los años anteriores, en el mes de abril llegó a la mayoría de las escuelas especiales la información y documentación a cumplimentar para la incorporación a las plantas escolares de los cargos creados… pero en forma inexplicable esto nunca se concretó. La respuesta del Ministerio es “finalmente no salió”. Creemos que es una falta de responsabilidad, una nueva forma del maltrato que ignora por completo la demanda y la expansión de nuestras tareas para lograr una educación inclusiva y de calidad.
Otra deuda pendiente es la recategorización de escuelas de acuerdo al fuerte crecimiento de la matrícula; directivos en soledad, cumpliendo y sosteniendo trabajo pedagógico, administrativo y social, desbordadxs frente a las necesidades crecientes de la comunidad.
No podemos dejar de mencionar la no aplicación de la Ley 11.614 a casi 22 años de su sanción. Incumplimiento inexplicable que afecta directamente el derecho de hacer carrera a lxs profesionales de los equipos interdisciplinarios de las escuelas especiales.
Las deudas siguen, la cantidad de reclamos es más extensa: escuelas sin edificio propio, el planteo integral de las compañeras de estimulación temprana, falta de cargos de especialidades en las plantas, la situación de intérpretes de LSA en escuelas secundarias y terciario, etc.
Con estos reclamos vamos a solicitar en forma urgente una entrevista con las autoridades ministeriales donde esperamos lograr respuestas.