Repudiamos enérgicamente la presencia del ejército en las calles y exigimos el cese de la represión hacia el pueblo chileno.
Este estallido social que comenzó luego de las protestas estudiantiles por la suba del costo del Subte tiene un problema de fondo y es la marcada desigualdad social que se vio agravada con las sucesivas alzas en los costos de la salud, electricidad y las bajas en las jubilaciones. Según un estudio del Banco Mundial, sitúa a Chile junto a Ruanda como uno de los ocho países más desiguales del mundo, con respecto a la distribución del ingreso. A su vez, la CEPAL comprobó en su último estudio sobre la cuestión social en Latinoamérica que el 1% más rico de Chile se apropia del 26,5% del ingreso nacional mientras que el 50% de los hogares más pobres sólo accede al 2.1% del mismo.
Es alarmante que un presidente declare la guerra a su propio pueblo, recordando los años más oscuros de toda Latinoamérica.
Acompañamos al pueblo chileno y le expresamos nuestra total solidaridad en la defensa de sus derechos.