Una espiral de violencia, muerte e impunidad que no cesa.
Una espiral de violencia, muerte e impunidad que no cesa.
¿A quién reclamarle justicia si la misma ley que mata es la que levanta a los muertos? ¿Dónde poner la denuncia si toda la autoridad está untada de sangre? La misma ley que toma medidas y hace los exámenes para decir quién es el asesino es la misma que cometió el crimen. Alfredo Molano
26 de Mayo

Lucas Miguel Ojeda tenía 18 años, estaba reunido en una esquina por la Zona Cero con unos amigos cuando pasaron dos jóvenes en una moto y les dispararon “sin mediar palabra”. Lucas estudiaba en la Eempa 1261 de Barrio Rucci, había hecho la primaria en la 1254 y transitó parte de su secundaria en la 309 y en la 342. Su pasión era jugar al fútbol y además hacia changas para ayudar en su casa. Falleció en el Hospital Eva Perón de Baigorria. Con la repetida expresión “ajuste de cuentas” la policía recurre al viejo mecanismo de culpabilizar a la víctima.

Juan Cruz Vitali era un trabajador de 24 años, tenía de dos hijas. El pasado 11 de mayo mientras transitaba por la Av. San Lorenzo en Bermúdez se asustó e intentó evitar un control policial. Un patrullero lo siguió, un agente se metió en su casa y lo mató de un balazo por la espalda en la cabeza. La Policía habla de disparo “accidental”.

Hugo del Castillo tenía 45 años. Vivía con sus dos hijos, su hermana y sus padres. No tenía un empleo estable, su trabajo era recorrer todos los días las calles de San Lorenzo juntando latitas de aluminio que vendía para garantizar un mínimo ingreso. Ese domingo salió de su casa a las 7.30 de la mañana, el Comando de San Lorenzo lo detuvo en la calle una hora después a unas 30 cuadras. Dicen que estaba ebrio y que lo llevaron a la Comisaría para “protegerlo”. Después de las 20 llamaron a su casa para avisar que estaba internado de gravedad en el HECA a consecuencia de un brutal golpe en la cabeza. Falleció después de estar en coma 5 días. Como a María de los Ángeles París lo detuvieron para “custodiarlo”. Como a ella la mataron en la Comisaría.

Adrian Rosasco de Villa Gobernador Gálvez y Jimena Gramajo del barrio Tablada fueron fusilados en 27 de Febrero y Buenos Aires. La Policía habla de que estaban intentando cometer un robo pero la supuesta víctima no existe y la cámara de seguridad muestra como los uniformados les disparan cuando lxs jóvenes están desarmadxs en el piso. Dos de lxs responsables de estos asesinatos están detenidxs.

Saliendo de nuestra provincia las cosas no están mejor. La muerte de lxs cuatro jóvenes en San Miguel del Monte en Buenos Aires es una muestra clara de que la brutalidad policial y la violencia contra lxs jóvenes se extiende por todo el país.

Kevin Pacheco tenía 18 años y vivía en Pueblo Nuevo, en Gálvez. Viajaba regularmente a Córdoba por unxs amigxs que tenía en Leones. El sábado 18 lo detuvo la Policía de Marcos Juárez; el domingo le avisaron a su familia que Kevin se había “suicidado” en su celda de un balazo.

Mientras tanto sigue la impunidad para los asesinos de María de los Ángeles y los asesinos de Jonatan Herrera ya están todxs libres.

Amparadxs por el poder político y la Justicia, la violencia narco-policial se pasea tranquila por las calles de Rosario y de todo el país. Lxs pibxs de las barriadas populares, lxs que son o fueron nuestrxs alumnxs, son las principales víctimas de este infierno que no cesa.

Con angustia, con bronca, con desesperación, desde Amsafe Rosario volvemos a gritar Basta de Matar a Nuestrxs Alumnxs.

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