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El Teatro del Oprimido es una metodología artística creada por el dramaturgo y director brasileño Augusto Boal que busca la transformación de la sociedad a través de propuestas artísticas en las que las personas tienen una participación activa a la vez que concientizan sobre su papel como sujetos de cambio. Es teatro en la acepción más arcaica de la palabra: todos los seres humanos son actores, porque actúan, y espectadores, porque observan. Desde esta perspectiva somos todos espectadores.

Es un Método Estético compuesto por Juegos, Ejercicios y Técnicas Teatrales que permiten desplegar y reflexionar en torno a temáticas específicas que desee discutir un grupo social en un momento determinado. Dicho abordaje apunta a la puesta en escena de experiencias y prácticas cotidianas, protagonizadas por los sujetos involucrados en la situación, para su posible visualización, comprensión y búsqueda de alternativas de cambio para el futuro.

Siendo teatro es expresión artística. Siendo del oprimido, expresa una opción política. Entonces, el Teatro del Oprimido es un medio estético para hacer política. Este es un principio estructurante de la propia identidad de un Método, que busca la promoción de autonomía y de lucha por la transformación de las relaciones de explotación y de injusticia, por los derechos y por la felicidad.

El teatro periodístico es un teatro de urgencia, nace en plena dictadura militar como instrumento de concientización y educación. Los medios de comunicación y la sociedad en general, estaban dentro de un contexto de censura que tenía por objetivo ocultar el contenido, consolidar “verdades” y recrear la realidad. A partir de un texto o noticia censurada, usando diferentes técnicas (lecturas simples, lectura cruzada, lectura complementaria, lectura con ritmo, acción paralela, improvisación, histórico, construcción, concretización de abstracción y texto fuera de contexto), procuraban revelar lo que se había perdido en las líneas substraídas de la versión original.

Trabaja específicamente con los medios de comunicación. Su principal objetivo es desmitificar la pretendida “objetividad” del periodismo, mostrando que toda noticia publicada en un diario es una obra de ficción al servicio de la clase dominante. El material del que se parte es la prensa diaria, aunque también se pueden utilizar revistas, folletos, grabaciones de televisión, textos de discursos, actas de asambleas, capítulos de libros, ya que se trata de hacer asociaciones, buscar conexiones, leer entre líneas, en fin, generar pensamiento crítico.

Se recopila el material, se analizan las noticias y sus implicaciones sociopolíticas. La noticia sacada de contexto adquiere otra dimensión.