En este contexto de violencia generalizada se están vulnerados nuestros derechos. El grado de violencia social que azota nuestros vínculos institucionales y la pésima intervención del Ministerio, desprotegiendo a las infancias y dejando a la docencia bajo un manto de sospecha generalizado, hace que nuestra tarea pedagógica se complejice cada día más.
Lo que las escuelas necesitan es que se dispongan de escuelas en buenas condiciones edilicias, cargos, espacios, materiales, equipos interdisciplinarios con intervención directa, jornadas ampliadas con todos los recursos necesarios. La escuela sigue siendo el lugar de aprendizaje, encuentro, contención, socialización y una de las herramientas más importante que tienen los niños y adolescentes en su vida para la inserción social y laboral. Es por esto que seguimos defendiendo la escuela pública junto a cada una de nuestras comunidades educativas.