Ya se han cumplido 10 años de la sanción de esta Ley nacional y muy poco es lo que se ha avanzado en nuestra provincia. La situación se agravó este año con los recortes de fondos y capacitaciones dispuestos por el Ministerio de Educación de la Nación. Preocupadas por la demora en su tratamiento nos reunimos con el autor del proyecto presentado, Julio Garibaldi, y participamos de la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados de Santa Fe, la cual debía elaborar un despacho para que su tratamiento sea posible. Allí nos encontramos con la triste noticia de que, a pesar de nuestras argumentaciones, el tema no fue tratado y por lo tanto su sanción quedó pospuesta hasta el inicio de las sesiones ordinarias de 2017.
La Comisión de Asuntos Constitucionales está presidida por Rubén Galassi (Ps), su vicepresidente es Roberto Mirabella (FPV) y está integrada por María Cecilia Ayala (PS), Santiago Mascheroni (UCR), Jorge Henn (Neo UCR), Alejandro Boscarol (UCR), Eduardo Di Pollina (Ps), Germán Baccarella (FPV), Luis Rubeo (PJ), Norberto Nicotra (PRO), Raúl Fernández (Cambiemos).
Lamentamos que estos Diputados/as no lo entiendan de la misma forma pero seguiremos luchando por su aprobación y por su implementación efectiva. Aunque se trata de un proyecto presentado por el oficialismo (que cuenta con mayoría en la Cámara), llamó la atención encontrarse con que la misma estaba trabada. De acuerdo a lo que se nos informó, esto está vinculado con el rechazo de las escuelas religiosas de la provincia.
Desde el Frente por la ESI consideramos que es urgente la sanción de la Ley Provincial y que es el estado, en sus diferentes niveles, el garante de este derecho que tenemos todxs lxs niños/as, jóvenes y adultos/as que integramos el sistema educativo de la Argentina. Es prioritaria esta política pública en el marco de la acuciante situación social de violencia que sufrimos las mujeres y disidencias sexuales por el sólo hecho de serlo. La respuesta a la violencia machista es para nosotras transformando y desnaturalizando las relaciones de poder intergenéricas, para lo cual la educación sexual es una herramienta imprescindible.