Proponemos leer el documento sobre la Evaluación, que en cada escuela se escriba un posicionamiento sobre estos temas y este material sea llevado al acto en la Plaza.

No al Operativo Nacional de Evaluación “Aprender”.

Los próximos 18 y 19 de octubre, el gobierno nacional y los de las distintas provincias buscan llevar adelante el Operativo “Aprender 2016”. Se trata de un operativo de evaluación hacia los estudiantes que tendrá carácter muestral (se realiza a algunos grupos de alumnos) para tercer grado de la primaria y segundo año de la secundaria, y censal para los estudiantes de sexto grado y de quinto año.

Desde Amsafe Rosario y desde prácticamente todas las organizaciones docentes hemos  expresado el rechazo a este operativo.

Somos concientes de los graves problemas que padece el sistema educativo y de que son necesarias grandes transformaciones, pero creemos que esta “evaluación” –dispuesta por el Ministro Bullrich y acordada por los Ministros provinciales en el marco del Consejo Federal de Educación- no hará más que profundizar la crisis.

Es importante destacar que este Operativo de Evaluación se apoya en el articulado de la Ley Nacional de Educación votada durante la etapa kirchnerista. La Declaración de Purmamarca acordada por el Consejo Federal de Educación en el mes de enero señala con claridad las continuidades cuando afirma que se trata “de construir sobre lo construido”.

¿En qué marco se plantea el Operativo “Aprender”?

No es difícil observar que los docentes y la escuela pública estamos sufriendo una ofensiva que tiene todas las características de un plan de ajuste: caída del salario, ataque a los sistemas previsionales, recorte al sistema de licencias (“ítem aula” en Mendoza, “tablita” en Santa Fe), falta de inversión en infraestructura escolar y en cargos, etc., etc. Además se anuncia una baja del porcentaje del presupuesto destinado a educación para el año 2017.

Por otra parte debemos tener en cuenta el marco de la crisis social: los últimos datos del Indec son claros: la pobreza en nuestro país avanza; la padecen más de 14 millones de personas y más del 50% de nuestros niños. ¡Estos son los niños que el gobierno pretende evaluar en forma estandarizada!

Las “evaluación educativa” como primer paso hacia nuevas “reformas” es una estrategia diseñada por organismos como el Banco Mundial y se viene aplicando ya en otros países de la región. Chile es un caso conocido, allí los docentes casi no tienen derechos laborales y los sectores populares no pueden acceder al derecho a la educación. En Ecuador la evaluación y la reforma fueron utilizadas para cesantear a miles de docentes e intervenir los sindicatos. En México la resistencia de docentes y estudiantes a estas políticas viene siendo heroica con el brutal saldo de 43 estudiantes de magisterio desaparecidos hace más de dos años en Ayotzinapa y 9 docentes asesinados por la policía en el Estado de Oaxaca en el pasado mes de junio.

¿Cuáles son los objetivos de esta evaluación?

Todos acordamos en el diagnóstico: la educación padece una seria crisis. Sobre lo que tenemos diferencias es sobre las causas de esa crisis.

Para nosotros el problema está en las insuficiencias presupuestarias y en las políticas educativas oficiales que –en todos estos años de reformas y nuevas reformas- no hay hecho más que atacar al escuela pública vaciándola de contenidos.

Pero el gobierno tiene otra valoración. Para ellos la inversión educativa es alta y el problema somos los docentes; porque no estamos formados, porque faltamos mucho, porque tenemos 3 meses de vacaciones, porque tenemos demasiados derechos, etc, etc. Con el Operativo Evaluación buscan confirmar los malos resultados y tener la legitimidad necesaria para avanzar con las reformas que nos quieren imponer.

¿Cuales son las líneas fundamentales de la reforma educativa?

No hay mucha novedad, son las políticas neoliberales para educación que se buscaron aplicar en los 90 y que se aplican en Chile desde la dictadura de Pinochet.

Algunas de estas líneas son:

-          Pensar a la educación como una “mercancía”, como un producto que se compra y se vende de acuerdo a las posibilidades de los estudiantes (clientes) y al negocio de las escuelas (empresas). Esto es la negación de la escuela pública como un derecho de todos que debe ser garantizado por el estado.

-          Acomodar al sistema educativo para que forme a los graduados que las empresas necesitan (aunque las empresas necesitan una pequeñísima proporción de personal calificado). En realidad lo que más necesitan los empresarios son trabajadores sumisos.

-          Diseñar a todas  las escuelas (aún la del sistema público) como empresas en donde de los que se trata es de aumentar la “productividad” que debe ser un valor medible, donde los directivos actúen como gerentes y donde los padres puedan elegir la escuela de sus hijos de acuerdo a un “ranking” por  “resultados”

-          Acabar con históricos derechos laborales de los docentes: estabilidad en el trabajo, igual salario por igual trabajo, régimen de licencias, derechos previsionales, etc.

¿Quién evalua? ¿Quién evalúa a los evaluadores?

Nadie sabe mejor que los docentes de los problemas del sistema educativo. De la crisis que padece por responsabilidad de las políticas que llevaron adelante los sucesivos gobiernos. Pero -como "en el mundo del revés"- los responsables de las crisis son los que nos evalúan a nosotros. Bullrich viene de una larga gestión como Ministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires y allí las evaluaciones estandarizadas se viene aplicando desde hace años; pero en ese distrito (el más rico del país) la crisis educativa se ha profundizado y la escuela pública (con aulas “container” y todo tipo de limitaciones presupuestarias) tiene menos alumnos que la escuela privada (que por supuesto recibe jugosos subsidios). Cuándo será el día que docentes y la comunidad educativa toda evaluemos a los Ministros y sus políticas?

Es en todo este marco general que sumamos más razones para oponernos a las pruebas APRENDER 2016:

-          Son estandarizadas: no contemplan las distintas realidades y contextos educativos, ni las particularidades de cada alumno. No conciben a la educación como un proceso sino como un momento medible mediante estadísticas.

-          Son externas: han sido confeccionadas por personal “técnico” sin contacto con la realidad de las escuelas. La enunciada participación de la comunidad es formal: directivos y docentes sólo son convocados para distribuir formularios y garantizar que las pruebas se realicen.

-          Promueve la cultura de la evaluación fomentando que los docentes prioricen los contenidos y habilidades que se evaluaran para lograr mejores resultados. Es la lógica de “preparar para la evaluación” dejando en un segundo plano la preocupación por los aprendizajes significativos.

-          Alimentarán la confección de un “ranking de escuelas”, que fomentará la competencia, los premios y castigos según el rendimiento obtenido.

-          Se utiliza el múltiple choise: método conductista muy cuestionado en pedagogía y que no se utiliza regularmente en las escuelas, ya que no forma parte de ningún  lineamiento curricular.

-          Vulnera la autonomía de las instituciones y de los docentes, ya que impone formas de evaluar y prioridades curriculares. Así se desdeñan las autoevaluaciones colectivas e institucionales

-          Incluye evaluaciones a los docentes ya que se les pregunta a los alumnos sobre la forma en que se les enseña, preparando así el camino para el “salario por mérito”.

-          No se explica cuáles son sus parámetros ni cuáles serán los usos de la información obtenida.

-          No se especifica de qué manera esa información va a impactar en una mejora de la educación: las mejoras provienen de políticas educativas y las condiciones del proceso; las pruebas no han implicado mejora alguna.

-          Los docentes aplicadores (a los que se abonarán $1000) lo harán en una escuela diferente de la de su trabajo. De esta manera serán desviados de sus tareas habituales para organizar el operativo.  

Digamos No al Operativo Aprender 2016

Llamamos a los centros de estudiantes, a los padres y a la comunidad toda a debatir y rechazar este operativo de evaluación y la política de destrucción de la escuela pública.

La posición de la Ctera

Hace un tiempo la conducción de la Ctera sacó una declaración rechazando este Operativo. Pedían su suspensión y poder participar como gremio en el diseño de las políticas de evaluación. Pero, a pesar de los reclamos de los docentes de todo el país, nada hicieron en concreto para frenarla. Ante los reclamos de que llamaran a un paro nacional como la medida más contundente, eligieron mirar para otro lado y -en los hechos- avalan que el Operativo se lleve adelante.