A veces cansa repetirlo, pero quizás sea necesario: la situación de inseguridad que padecemos todos, y especialmente los jóvenes de los barrios, se sigue agravando. El entramado narco-policial se fortalece y en estos días la justicia aporta dosis escandalosas de impunidad: liberación de todos los policías detenidos en la causa Perassi, rebaja de las penas y una absolución en la causa del Triple Crimen de Villa Moreno, complicidad judicial en la causa de Pichón Escobar, etc., etc.

Mientras tanto el gobierno provincial sigue paseando su incapacidad y su impotencia cada vez que algún funcionario debe dar alguna explicación sobre lo inexplicable. Es evidente que en nuestra provincia el gobierno carece de toda autoridad sobre las fuerzas policiales que debería comandar. Digamos que “la Santafesina S. A.” y las bandas del delito organizado hacen lo que quieren. Pero esta incapacidad no hace al gobierno –que ya lleva ocho años en ejercicio y se prepara para cuatro más- menos responsable, sino todo lo contrario.

Porque además están las políticas oficiales. En estos años han designado miles de nuevos policías que sólo han servido para aumentar la inseguridad. El asesinato en una comisaría de San Lorenzo el pasado domingo del joven Roberto Arrieta, o el de Jonatan Herrera -ocurrido en el mes de enero mientras lavaba su auto en la vereda a manos de tres jóvenes policías- son expresiones evidentes de los resultados de agrandar un aparato represivo que se mueve con autonomía propia y que nada tiene que ver con las necesidades de seguridad de cualquier vecino.

La nueva apuesta parece ser la del “multipol”. La idea la trae Soae Freue un “especialista” de las fuerzas de seguridad de Israel, país con una notable historia de avasallamiento de los más elementales derechos humanos, sobre todo si de jóvenes y niños palestinos se trata. Este señor fue contratado para dar cursos de capacitación a la Policía Comunitaria a la que apuestan a convertir en “multipolicía”. Más allá de lo extraño del nombre y de estupideces del tipo “su primera función es que deban sonreír”, lo grave es cuando detalla el accionar previsto. El proyecto consiste en que el “multipol” entre a las escuelas y dé clases junto a los docentes. Desde el jardín de infantes y hasta la finalización del secundario, con “clases moduladas”. Para reafirmar las bondades de este proyecto el “especialista” menciona a México como una de las expresiones más exitosas en su aplicación. Y ahí terminamos de despejar todas las dudas: lamentablemente, desde hace años pero especialmente desde la desaparición de los 43 normalista de Ayotzinapa, México es una de las expresiones más feroces de la narco-policía, la represión a los jóvenes y el avasallamiento de todos los derechos humanos.

Sorprendidos ante el insólito proyecto decimos: ¡Con las escuelas no! Para enseñar estamos los maestros; no queremos policías dentro de las escuelas. Hacen falta edificios escolares en condiciones y más cargos que ayuden a fortalecer la tarea docente. Equipos socioeducativos en las escuelas y no policías que lleven su accionar represivo hasta nuestras aulas.

Sin duda el tema de la seguridad es un problema muy complejo que nos afecta y preocupa a todos.

Lamentablemente el gobierno provincial insiste en transitar por los caminos equivocados.