Recursos didácticos y disparadores para abordar el 24 de marzo en las Escuelas:
Este nuevo año conmemoramos otro 24 de Marzo, como construcción de la memoria colectiva. Como docentes tenemos la responsabilidad de transmitir los valores y principios que hacen a la vida democrática. Pero esta construcción a la que apostamos diariamente en nuestro trabajo pedagógico y en la defensa de nuestros derechos como trabajadores, sería imposible si no podemos valorar el camino transitado por aquellos que pelearon por una sociedad más justa. Precisamente porque aquel 24 de marzo vino a destruir estos principios, aniquilando absolutamente todos los derechos de los ciudadanos, es que mantenemos nuestro compromiso con una educación defensora de la libertad, la justicia, la verdad y la historia protagonizada por los pueblos. Sin memoria no se puede construir un futuro pleno para todos los argentinos y esa historia la contamos nosotros.
Invitamos a todos lo docentes que utilicen estas propuestas a que nos envíen los resultados de lo trabajado con los alumnos.
La planta de Bartolo
Por Laura Devetach
El buen Bartolo sembró un día un hermoso cuaderno en un macetón. Lo regó, lo puso al calor del sol, y cuando menos lo esperaba, ¡trácate!, brotó una planta tiernita con hojas de todos colores.
Pronto la plantita comenzó a dar cuadernos. Eran cuadernos hermosísimos, como esos que gustan a los chicos. De tapas duras con muchas hojas muy blancas que invitaban a hacer sumas y restas y dibujitos.
Bartolo palmoteó siete veces de contento y dijo:
—Ahora, ¡todos los chicos tendrán cuadernos!
¡Pobrecitos los chicos del pueblo! Estaban tan caros los cuadernos que las mamás, en lugar de alegrarse porque escribían mucho y los iban terminando, se enojaban y les decían:
—¡Ya terminaste otro cuaderno! ¡Con lo que valen!
Y los pobres chicos no sabían qué hacer.
Bartolo salió a la calle y haciendo bocina con sus enormes manos de tierra gritó:
—¡Chicos!, ¡tengo cuadernos, cuadernos lindos para todos! ¡El que quiera cuadernos nuevos que venga a ver mi planta de cuadernos!
Una bandada de parloteos y murmullos llenó inmediatamente la casita del buen Bartolo y todos los chicos salieron brincando con un cuaderno nuevo debajo del brazo.
Y así pasó que cada vez que acababan uno, Bartolo les daba otro y ellos escribían y aprendían con muchísimo gusto.
Pero, una piedra muy dura vino a caer en medio de la felicidad de Bartolo y los chicos. El Vendedor de Cuadernos se enojó como no sé qué.
Un día, fumando su largo cigarro, fue caminando pesadamente hasta la casa de Bartolo. Golpeó la puerta con sus manos llenas de anillos de oro: ¡Toco toc! ¡Toco toc!
—Bartolo —le dijo con falsa sonrisa atabacada—, vengo a comprarte tu planta de hacer cuadernos. Te daré por ella un tren lleno de chocolate y un millón de pelotitas de colores.
—No —dijo Bartolo mientras comía un rico pedacito de pan.
—¿No? Te daré entonces una bicicleta de oro y doscientos arbolitos de navidad.
—No.
—Un circo con seis payasos, una plaza llena de hamacas y toboganes.
—No.
—Una ciudad llena de caramelos con la luna de naranja.
—No.
—¿Qué querés entonces por tu planta de cuadernos?
—Nada. No la vendo.
—¿Por qué sos así conmigo?
—Porque los cuadernos no son para vender sino para que los chicos trabajen tranquilos.
—Te nombraré Gran Vendedor de Lápices y serás tan rico como yo.
—No.
—Pues entonces —rugió con su gran boca negra de horno—, ¡te quitaré la planta de cuadernos! —y se fue echando humo como la locomotora.
Al rato volvió con los soldaditos azules de la policía.
—¡Sáquenle la planta de cuadernos! —ordenó.
Los soldaditos azules iban a obedecerle cuando llegaron todos los chicos silbando y gritando, y también llegaron los pajaritos y los conejitos.
Todos rodearon con grandes risas al vendedor de cuadernos y cantaron "arroz con leche", mientras los pajaritos y los conejitos le desprendían los tiradores y le sacaban los pantalones.
Tanto y tanto se rieron los chicos al ver al Vendedor con sus calzoncillos colorados, gritando como un loco, que tuvieron que sentarse a descansar.
—¡Buen negocio en otra parte! —gritó Bartolo secándose los ojos, mientras el Vendedor, tan colorado como sus calzoncillos, se iba a la carrera hacia el lugar solitario donde los vientos van a dormir cuando no trabajan.
Cuento extraído, con autorización de su autora, del libro La torre de cubos (Buenos Aires, Ediciones Colihue, 1985, colección Libros del Malabarista).
Experiencia realizada por la docente Alejandra Scaglia, de la Escuela Nº 6408, en 3º grado:
Trabajé con este cuento porque me pareció que era un excelente relato para que ellos pudieran expresarse, opinar y debatir acerca de aquellas cosas que deseamos y que se pueden conseguir si somos valientes y nos unimos.
Luego de la lectura del cuento, los chicos expresaron esto:
“Yo plantaría unas semillitas de sandía para que todos que no tienen para comer puedan comer y también para los pajaritos y otros animalitos”.
“Yo plantaría un árbol de hojas para que todos los chicos puedan dibujar y escribir. Porque ellos necesitan aprender a dibujar y a escribir y la plantaría en el patio de mi casa”.
“Yo plantaría un árbol de frutas para los pobres y los perros pobres”.
“Yo plantaría un árbol de ladrillos, para los chicos que no tienen casas y que puedan vivir en ella con su familia”.
“Yo plantaría un árbol que dé casas para los que no tienen. Lo plantaría en una plaza, entonces la gente va y saca una casa, espera que la casa crezca y ¡a vivir!”.
“Yo plantaría una planta de torta para cuando es los cumpleaños sacamos de la planta”.
“Yo plantaría un árbol de comida para que todos los chicos y adultos pobres puedan comer y no pasen hambre”.
“Yo plantaría un lápiz porque se les gastan a los chicos y les doy otro lápiz”.
“Yo plantaría un árbol de cartuchera para darles a los chicos que no se pueden comprar”.
“Yo haría una planta que diera comidas, como verduras, frutas y carne, para ayudar a las personas que no tienen para comer. Sería público para que todos puedan comer”.
Derecho e Identidad. La Cosmovisión del Pueblo Qom
Nada es suficiente… nada de lo que todos los gobiernos hagan es suficiente reparación para el gran exterminio que se llevó a cabo en nuestro territorio para forjar “La Nación Argentina”. Los pueblos Originarios tienen Memoria y ella se remonta muy lejos en el tiempo. La memoria inscripta en la Lengua, en los montes, en los ríos, en el quebracho, todos fueron testigos de la sangrienta persecución y muerte que sufrieron mapuches, guaraníes, qom, wichis, pilagás, querandíes, tonocotés, vilelas y tantos pueblos que fueron víctimas de un terrible genocidio que comenzó hace más de 500 años.
Al contar las silenciadas muertes indígenas, causa y consecuencia de la ambición desmedida, hay que realizar un recuento que va desde la Conquista y el saqueo de América, la Conquista del Desierto, la Conquista del Gran Chaco y el saqueo de todo territorio prehabitado, hasta las expulsiones y atropellos que hoy siguen sufriendo las etnias aborígenes. El temor al uniforme militar se remite a la época en que se conformaba el Estado nacional.
Hacer “Memoria” de sus luchas es mirar y escuchar a esa terrible etapa que aún duele en la piel y en la mirada y que el Proceso Militar no hace más que prolongar y sostener el silenciamiento y el etnocidio. Esta continuidad nos habla de una historia que se ha repetido –y se repite- ya que sin distinguir quienes hayan sido los homicidas, los masacrados siempre han sido los Pueblos Originarios.
La falta de reconocimiento, de respuestas y de respeto a sus Derechos por parte de los sucesivos gobiernos ha sido también un continuum en la historia.
Cuando hubo que luchar por la Independencia de “Las Provincias Unidas del Sur”, los Pueblos Originarios fueron a la guerra, cuando hubo que defender La Islas Malvinas, los Pueblos Originarios fueron a la guerra, defendiendo un Proyecto de Nación que nunca los incluyó, que los despreció, expulsó y exterminó. Que los desdibuja al contar la historia volviéndolos invisibles y negándolos sistemáticamente.
Durante el mal llamado “Proceso de Reorganización Nacional”, también estuvieron presentes en la historia, participando en organizaciones revolucionarias, sindicales, en cooperativas de trabajo, muertos y desaparecidos en su condición de indígenas y en su condición de obreros. ¿Qué hay escrito sobre estas participaciones? ¿Qué conocemos de lo que sucedió con cada grupo étnico? ¿Qué sabemos de sus luchas pasadas y presentes?
Los Pueblos Originarios son parte de un Estado Nación, pero toda la sociedad debería reconocer su PREEXISTENCIA y actuar en consecuencia.
Sólo cuando la devolución de tierras sea efectiva y justa, cuando la Educación Intercultural Bilingüe sea real y plena, cuando la atención a su salud no deje a ningún niño morir por desnutrición podremos hablar de algunos Derechos restituidos sino conquistados por ellos mismos.
La Cosmovisión Qom se refiere a la visión del mundo que tiene este pueblo, según la cual toda la naturaleza se encuentra integrada, ordenada e interrelacionada, y todo en el universo es animado o tiene vida. Cada ser se complementa y completa a los demás. Conocer y valorar y visibilizar la identidad cultural de los Pueblos originarios es contribuir, desde el ámbito escolar, a pensar y construir una sociedad más justa, intercultural e igualitaria.
Desde la Escuela Intercultural N° 1333, Nueva Esperanza “Dalagaic Quitagac” queremos compartir los saberes y creencias tradicionales del pueblo Qom que los más ancianos transmiten a las nuevas generaciones y atesoran en la memoria.
El universo Qom (toba) está formado por tres planos -celeste, terrestre y subterráneo- vinculados por un largo eje central (nawe epaq, árbol integrador). Cada uno de ellos sometido a un Señor o una Pareja Principal que a su vez gobierna a los Dueños de los animales y plantas que habitan o se asocian al mismo, siendo además responsables del llamamiento e iniciación de los piogonaq (chamanes) respectivos.
Plano Celeste QARTA’A LMA’
El Señor del plano celeste es Qarta, a él pertenecen todas las cosas de ese espacio. Su morada es el cielo y emplea algún astro a modo de ojos para observar la Tierra. Manifiesta casi una completa indiferencia hacia los hombres y vive en la ociosidad de sus poderes fuera de las épocas de trastorno o regeneración cósmica, cuando se revela como una deidad omnipotente y activa.
Sol (Nala’)
Deidad de carácter femenino. Tiene dos moradas, una que deja al amanecer para recorrer el cielo y otra en el mundo subterráneo, lugar que recorre por las noches para dar calor a los muertos. Durante el verano es una muchacha, pero en invierno es una vieja que apenas puede con su cuerpo y marcha penosamente.
Luna (Qagogoic)
De características masculinas se lo representa como un ser de gran barriga; alumbra el mundo por las noches montado en un burro. Durante el primer ciclo de menstruación se le aparece a las mujeres, a quienes controlará su fecundidad desde ese momento. Es deglutida periódicamente por los piogonaq, desapareciendo por dos o tres días, cuando reaparece significa que la vida vuelve con más fuerza.
Estrellas (Alpi)
Son femeninas, en base a su observación, los tobas crearon un calendario de estaciones siguiendo sus movimientos. Su disposición en el cielo fue establecido por el Dapichí.
Plano Terrestre
Región bajo el poder de Nowet, Dueño de las distintas especies animales, que subordina y articula la totalidad del universo qom. El piogonaq -que de él recibe su poder- es quien se comunica y media entre él y los seres humanos.
Los "señores" o "dueños", "padres" y "madres" de las distintas especies animales, cuya protección, caza y recolección regulan estrictamente, representan las entidades animalísticas subordinadas al poder de Nowet, quien media entre éstos y los hombres.
Plano subterráneo
Es el lugar de los muertos y también es la región de los Dueños de las especies de la profundidad y del medio acuático. Los tobas creen en la existencia de un paraíso subterráneo en el que habitan los "muertos".
Pigem Alwa ("el cielo de la tierra") concebido como las deidades principales de un sistema de parentesco compuesto por los Padres y Madres de todas las especies subterráneas y acuáticas. (Mogonaló) es una enorme serpiente relacionada con los poderes de ese espacio. Cuando el clima es apacible vive bajo las aguas o en los grandes hormigueros, al cambiar de lugar emana un vapor de colores que origina el arco iris. Su salida es consecuencia de la violación de las reglas de caza o de los tabúes que recaen sobre las mujeres en su período menstrual.
Eje del Mundo
El eje del mundo está representado por un árbol -Nawe epaq, "Árbol negro"- cuyas raíces se hunden en la profundidad hasta alcanzar la región de los muertos y cuya copa se confunde con el cielo. Es un símbolo de la unión entre los distintos planos. La comunicación entre los planos cosmológicos queda reservada a los piogonaq.
Con la Conquista se impuso una identidad que rompió con esta visión del mundo e interrumpió la forma de ver el cosmos. Sin embargo, estos conocimientos ancestrales fluyen, resisten y perviven constantemente en su cotidianidad.
Ángel Fernández
(Maestro de Lengua Qom)
Raquel Vera
Sugerencias de actividades:
Realizar investigaciones, leer historias sobre estos pueblos. Visitar las escuelas bilingües de nuestra ciudad. Hacer reportajes a los maestros Qom. Seleccionar noticias sobre los pueblos originarios. Realizar pequeñas obras de Títeres, videos, collage.
“Libertad: pájaros prohibidos”
Memorias del fuego, de Eduardo Galeano
Los presos políticos uruguayos no pueden hablar sin permiso, silbar, sonreír, cantar, caminar rápido ni saludar a otro preso. Tampoco pueden dibujar ni recibir dibujos de mujeres embarazadas, parejas, mariposas, estrellas ni pájaros.
Didaskó Pérez, maestro de escuela, torturado y preso por tener ideas ideológicas, recibe un domingo la visita de su hija Milay, de cinco años. La hija le trae un dibujo de pájaros. Los censores se lo rompen a la entrada de la cárcel.
Al domingo siguiente, Milay le trae un dibujo de árboles. Los árboles no están prohibidos, y el dibujo pasa. Didaskó le elogia la obra y le pregunta por los circulitos de colores que aparecen en las copas de los árboles, muchos pequeños círculos entre las ramas.
- ¿Son naranjas? ¿Qué frutas son?
La niña lo hace callar.
- Sssshhh.
Y en secreto le explica:
- Bobo. ¿No ves que son ojos? Los ojos de los pájaros que te traje a escondidas.
Consignas:
- Leer colectivamente y comentar. Aclarar términos (si es necesario). Si ya se trabajaron algunos contenidos históricos, se pueden agregar datos sobre la dictadura uruguaya: Cuándo comenzó, su relación con la dictadura argentina, etc (según las edades de los chicos).
- Abrir un debate de opiniones sobre la “táctica” que usa Milay para regalarle a su papá lo que ella quiere.
- Producir dibujos de la historia relatada.
- Armar un afiche con los dibujos prohibidos en la cárcel uruguaya y reflexionar: ¿Por qué les parece que esos dibujos estarían prohibidos? ¿Qué representan? ¿Qué palabras pueden asociar con ellos?
- Generar un torbellino de ideas y textos alrededor de palabras como miedo y su diferencia con terror, indiferencia, angustia, alegría, y otros sentimientos que el docente considere, etc.
- Construir poemas (colectivos o individuales) con las palabras del texto y otras que hayan surgido del debate de ideas.
- Realizar una encuesta e investigar con familiares, vecinos, docentes acerca de la censura en la época de la dictadura, sobre los libros, canciones y películas prohibidas, lo que se podía y no se podía hacer.
- Leer algunos libros y cuentos para niños que fueron prohibidos durante la dictadura, por ejemplo:
“La torre de cubos”, de Laura Devetach.
“Un elefante ocupa mucho espacio”, de Elsa Borneman.
“El país que no quería ser gris”, de Beatriz Dourmec.
- Reunirse en grupos y debatir: ¿Por qué piensan que fueron censurados estos libros? ¿Qué valores, sentimientos o ideas encuentran en estos textos como “nocivos” o “peligrosos” de ser transmitidos según la ideología de la dictadura? Compartir entre todos.
- Averiguar a partir de la lectura de los decretos que determinaron la prohibición de estos libros, qué razones se señalaban en los mismos.
- Acceder al siguiente link de la Revista Imaginaria donde se trabaja este tema:
http://www.imaginaria.com.ar/04/8/prohibidos.htm
A continuación transcribimos textos que pueden oficiar de disparadores para abordar las ideas sobre Memoria, Verdad y Justicia.
Tamara vuela dos veces. Eduardo Galeano
Tamara Arze, que despareció al año y medio de edad, no fue a parar a manos militares. Está en un pueblo suburbano, en casa de la buena gente que la recogió cuando quedó tirada por ahí. A pedido de la madre, las Abuelas de Plaza de Mayo emprendieron la búsqueda. Contaban con pocas pistas. Al cabo de un largo y complicado rastreo, la han encontrado. Cada mañana, Tamara vende querosén en un carro tirado por un caballo, pero no se queja de su suerte; y al principio no quiere ni oír hablar de su madre verdadera. Muy de a poco las abuelas le van explicando que ella es hija de Rosa, una obrera boliviana que jamás la abandonó. Que una noche su madre fue capturada a la salida de la fábrica, en Buenos Aires...
Rosa fue torturada, bajo control de un médico que mandaba parar, y violada, y fusilada con balas de fogueo. Pasó ocho años presa, sin proceso ni explicaciones, hasta que el año pasado la expulsaron de la Argentina. Ahora, en el aeropuerto de Lima, espera. Por encima de los Andes, su hija Tamara viene volando hacia ella.
Tamara viaja acompañada por dos abuelas que la encontraron. Devora todo lo que le sirven en el avión, sin dejar una miga de pan ni un grano de azúcar.
En Lima, Rosa y Tamara se descubren. Se miran al espejo, juntas, y son idénticas: los mismos ojos, la misma boca, los mismos lunares en los mismos lugares.
Cuando llega la noche, Rosa baña a su hija. Al acostarla, le siente un olor lechoso, dulzón; y vuelve a bañarla. Y otra vez. Y por más jabón que le mete, no hay manera de quitarle ese olor. Es un olor raro... Y de pronto, Rosa recuerda. Éste es el olor de los bebitos cuando acaban de mamar: Tamara tiene diez años y esta noche huele a recién nacida.
Carta de Juan Gelman a su nieta o nieto (1995)
Dentro de seis meses cumplirás 19 años. Habrás nacido algún día de octubre de 1976 en un campo de concentración del ejército, el Pozo de Quilmes casi seguramente. Poco antes o poco después de tu nacimiento, el mismo mes y año, asesinaron a tu padre de un tiro en la nuca disparado a menos de medio metro de distancia. Él estaba inerme y lo asesinó un comando militar, tal vez el mismo que lo secuestró con tu madre el 24 de agosto en Buenos Aires y los llevó al campo de concentración “Automotores Orletti” que funcionaba en pleno Floresta y los militares habían bautizado “El Jardín”.
“Tu padre se llamaba Marcelo. Tu madre, Claudia. Los dos tenían 20 años y vos, siete meses en el vientre materno cuando eso ocurrió. A ella la trasladaron –ya vos en ella– al Pozo cuando estuvo a punto de parir. Allí debe haber dado a luz solita, bajo la mirada de algún médico cómplice de la dictadura militar. Te sacaron entonces de su lado y fuiste a parar –así era casi siempre– a manos de una pareja estéril de marido militar o policía, o juez o periodista amigo de policía o militar. Había entonces una lista de espera siniestra para cada campo de concentración: los anotados esperaban quedarse con el hijo robado a las prisioneras que parían y con alguna excepción, eran asesinadas inmediatamente después. Han pasado 13 años desde que los militares dejaron el gobierno y nada se sabe de tu madre. En cambio, en un tambor de grasa de 200 litros que los militares rellenaron con cemento y arena y arrojaron al río San Fernando, se encontraron los restos de tu padre 13 años después. Está enterrado en La Tablada. Al menos hay con él esa certeza.
“Me resulta muy extraño hablarte de mis hijos como tus padres que no fueron. No sé si sos varón o mujer. Sé que naciste. Me lo aseguró el padre Fiorello Cavalli, de la Secretaría de Estado de El Vaticano, en febrero de 1978. Desde entonces me pregunto cuál ha sido tu destino. Me asaltan ideas contrarias. Por un lado, siempre me repugnó la posibilidad de que llamaras “papá” a un militar o policía ladrón de vos, o a un amigo de los asesinos de tus padres. Por otro lado, siempre quise que, cualquiera que hubiese sido el hogar al que fuiste a parar, te criaran y educaran bien y te quisieran mucho. Sin embargo, nunca dejé de pensar que, aun así, algún agujero o falla tenía que haber en el amor que te tuvieran, no tanto porque tus padres de hoy no son biológicos –como se dice– sino por el hecho de que alguna conciencia tendrán ellos de tu historia y de cómo se apoderaron de tu historia y la falsificaron. Imagino que te han mentido mucho.
“También pensé todos estos años en qué hacer si te encontraba: si arrancarte del hogar que tenías o hablar con tus padres adoptivos para establecer un acuerdo que me permitiera verte y acompañarte, siempre sobre la base de que supieras vos quién eras y de dónde venías. El dilema se reiteraba cada vez –y fueron varias– que asomaba la posibilidad de que las Abuelas de Plaza de Mayo te hubieran encontrado. Se reiteraba de manera diferente, según tu edad en cada momento. Me preocupaba que fueras demasiado chico o chica –por no ser suficientemente chico o chica– para entender lo que había pasado, lo que habías pasado. Para entender por qué no eran tus padres los que creías tus padres y a lo mejor querías como a padres. Me preocupaba que padecieras así una doble herida, una suerte de hachazo en el tejido de tu subjetividad en formación.
“Pero ahora sos grande. Podés enterarte de quién sos y decidir después qué hacer con lo que fuiste. Ahí están las Abuelas y su banco de datos sanguíneos que permiten determinar con precisión científica el origen de hijos de desaparecidos. Tu origen. Ahora tenés casi la edad de tus padres cuando los mataron y pronto serás mayor que ellos. Ellos se quedaron en los 20 años para siempre. Soñaban mucho con vos y con un mundo más habitable para vos. Me gustaría hablarte de ellos y que me hables de vos. Para reconocer en vos a mi hijo y para que reconozcas en mí lo que de tu padre tengo: los dos somos huérfanos de él. Para reparar de algún modo ese corte brutal o silencio que en la carne de la familia perpetró la dictadura militar. Para darte tu historia, no para apartarte de lo que no te quieras apartar. Ya sos grande, dije.
“Los sueños de Marcelo y Claudia no se han cumplido todavía. Menos vos, que naciste y estás quién sabe dónde ni con quién. Tal vez tengas los ojos verdegrises de mi hijo o los ojos color castaño de su mujer, que poseían un brillo muy especial y tierno y pícaro. Quién sabe cómo serás si sos varón. Quién sabe cómo serás si sos mujer. A lo mejor podés salir de ese misterio para entrar en otro: el del encuentro con un abuelo que te espera.
En el año 2000 Gelman conoció su nieta.
Lentamente la memoria de la dictadura militar se ha ido construyendo. Documentos, libros e investigaciones sacan a la luz un sinnúmero de hechos que permiten una idea más clara y justa de lo que en verdad sucedió, sus sentidos y sus motivos. Se abren nuevos debates sobre heridas que no terminan de cerrarse. Falta indagar qué sucedía en la cotidianeidad de las mujeres y hombres que no militaban en la política, los gremios, las organizaciones o los movimientos sociales. Los debates, que venían dándose, acerca de las actitudes de la sociedad civil frente a la última dictadura militar argentina oscilaban entre la "teoría de los dos demonios" y las que responsabilizaban a la sociedad en su conjunto. Hay que volver a mirar para comprender, como sostenía Primo Levi respecto del nazismo: "…la sociedad alemana no intentó siquiera resistir y se construyó una forma de urbanidad, donde quién sabía no hablaba, quien no sabía no preguntaba y quien preguntaba no obtenía respuesta". Esto no significa que no hubiera formas de resistencia a través de acciones solidarias, en las metáforas del arte, en algunas formas enmascaradas detrás del humor, como por ejemplo la historieta de Quino: Mafalda.
Para leer, analizar, reflexionar y debatir
"La represión consiste en actos arraigados en la cotidianidad de la sociedad, por eso es posible". (En CALVEIRO, Pilar; "Poder y desaparición. Los campos de concentración en Argentina", Colihue, Buenos Aires, 2001).
“Los golpes se legitimaban por la tradición de alternancia entre civiles y militares del sistema político argentino, también es importante analizar los mecanismos que desde el gobierno militar se implementaron para generar consenso o silencio y evitar la oposición. La censura en los medios de comunicación, las medidas de control sobre los ámbitos educativos y laborales, las propagandas dirigidas a la nación y al extranjero limpiando la imagen del gobierno militar, la promesa de una política dialoguista entre el Estado y los Partidos Políticos, son varios de los elementos que constituyen un contexto complejo en el cual se insertaban las diferentes opciones que podía tener este sector ante la dictadura. Por eso, es importante situar las actitudes que se van a indagar ya que las personas que acompañaron positivamente al golpe en 1976, no necesariamente tuvieron que mantener la misma actitud a lo largo de todo el período, sobre todo cuando el gobierno hubo atravesado por fases críticas para su sostén, incluso en el interior de la corporación militar. El énfasis en la necesidad de periodizar la dictadura no sólo permite ver las fluctuaciones de las actitudes…”
El tiempo del proceso. Conflictos y coincidencias entre políticos y militares, 1976-1983”
(En HUGO QUIROGA, Rosario, Homo Sapiens Ediciones, 1994. Anuario del Instituto de Historia Argentina | Nº 8 | 2008 | 29)
“Nos parece necesario dejar de lado una idea de consenso estable, y pensarlo más como algo en permanente formación y transformación, no como un punto de llegada, sino como un proceso. Por otro lado, consideramos que no sólo el miedo configuró el “quehacer diario” de las personas, también hubo medidas económicas y culturales tomadas desde el gobierno que afectaron distintas dimensiones de la cotidianeidad. En el plano local, por ejemplo, el cierre de una fábrica, los despidos, la censura pudieron condicionar gravemente una de las tantas facetas de la vida cotidiana de la sociedad. El gobierno se propuso penetrar en los espacios micro de la sociedad y de alguna manera todos fueron alcanzados por él, aún aquellas personas que hoy recuerdan no haber vivido “cosas raras” durante ese pasado, reconocen en alguna experiencia de familiares o vecinos que su ajenidad no era tal y que muchos hábitos o prácticas mínimas fueron modificadas por la presencia militar (por ejemplo, saberse obligado a llevar consigo el documento de identidad incluso para caminar hasta el almacén, conocer que después de determinado horario era recomendable no transitar por las calles, prevenirse en la forma de vestirse y en el aspecto físico como el uso de la barba para los hombres para no generar sospechas, etc.). Creemos que uno de los desafíos más complejos del tema, consiste no sólo en encontrar los límites metodológicos para definir aquello que llamamos “gente corriente” sino también en leer sus comportamientos en clave de prisma. Esta mirada sobre las zonas grises, permite, como vimos, recuperar los espacios de acción que “desde abajo” se desarrollaron en distintos momentos en relación al gobierno militar. Los comportamientos colaboracionistas y complacientes con el gobierno, los silencios, los desacuerdos, la oposición y las resistencias forman parte de la misma matriz social de respuestas frente al golpe. Entonces, estudiar la vida cotidiana en ese período implicará indagar sobre la gama de prácticas que en los microcontextos los sujetos pudieron desarrollar aún bajo el terror y la persuasión de la prensa, actitudes que delinearán una matriz compleja formada de matices posiblemente más cercanos a la realidad. El problema queda abierto”.
(En LASTRA, Ma. Soledad, “Cuando el horror se vuelve cotidiano”, Anuario del Instituto de Historia Argentina, n° 8, Buenos Aires, 2008).
• A partir de poner en discusión cuáles habrán sido las reacciones de la sociedad argentina, proponer la realización de entrevistas a familiares y vecinos que hayan vivido los tiempos de la dictadura.
• Analizar las entrevistas, compararlas para elaborar un texto colectivo con el aporte de los relatos de todo el curso.
En el mismo sentido de repensar lo cotidiano, debemos mirar los artículos y publicaciones que circulaban masivamente. Si bien en la mayoría de los medios se buscaba la justificación y el acompañamiento de las medidas que imponía la dictadura, había una válvula de escape a través del humor. Isabella Cosse, en su libro "Mafalda: historia social y política", nos recuerda respecto de la historieta: "... que es una representación, producida y encarnada en prácticas y objetos, que la convierten en un fenómeno social que trabaja sobre materiales de la sociedad, pero al mismo tiempo opera sobre ellos"(2013, p.20).
Para mirar, reir y pensar: