En un día gris pero caluroso, la lluvia aguantó a la marcha. Las viseras inundaron el microcentro ante las miradas expectantes, por momentos incómodas del público habitué de esa zona rosarina. Era raro ver una marcha con los pibes al frente, con una cabecera colorida y que en fotos mostraba otros pibes como ellos que ya no están. Y junto a esos pibes y pibas, de los que en general se rehúye en función del discurso mediático generado en torno a su peligrosidad, había otros, militantes de diversas organizaciones, que con cariño intentaban que en la emoción los jóvenes realizaran una marcha ordenada. Marcha que los tenía encabezando bochincheros, no de relleno silencioso, y que generó que al llegar frente al Concejo Municipal explotaran en un “¡vamos los pibes!”.
La marcha que culminó con la presentación en el legislativo local del proyecto de Declaración de Emergencia en Niñez y Juventud en el Concejo Municipal, fue un éxito. Una amplitud de organizaciones que en otros ámbitos no se encuentran dijeron presente en esta movida impulsada desde la Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud.
La Asamblea entregó al Consejo Municipal un proyecto para declarar la emergencia en el área. En 5 artículos, la iniciativa plantea optimizar recursos, reasignar partidas presupuestarias, coordinar acciones entre los tres niveles del estado y desarrollar un plan de abordaje claro y estable en materia de niñez y juventud.
¿Cuál es la respuesta del Estado ante esta problemática?
Si bien sabemos que existen leyes y tratados a nivel provincial, nacional e internacional que tendrían que proteger la infancia, nos encontramos exigiendo la aprobación de un proyecto de emergencia en niñez y adolescencia, en una ciudad donde todos los días matan a un pibe.
Estigmatizar a nuestros pibes y a sus familias, culpabilizarlos por la inseguridad, dejarlos sin la oportunidad de educarse ni de proyectar su futuro haciéndolos más vulnerables ante la sociedad. Lamentamos que la política de los diferentes niveles del Estado sea la militarización de las calles, donde los reprimidos son, en gran porcentaje, los adolescentes y ciudadanos que salen en defensa de ellos. No se ataca realmente el foco de la inseguridad que son las mafias y el narcotráfico, que involucran fuerzas de seguridad, políticos y jueces, entre otros. Son ellos quienes día a día utilizan nuestra juventud para hacer sus negocios.
Desde nuestro lugar como docentes repudiemos la represión hacia nuestros alumnos y alumnas y exigimos a los gobiernos nacional, provincial y municipal que se hagan cargo de nuestra juventud, aplicando políticas sociales de inclusión, prevención, atención con la necesaria inversión en salud, educación y cultura.
Fuentes: Prensa de CTA y de Amsafe Rosario.