La Ley Bases -que logró media sanción en Diputados y que va a ser tratada en el Senado- apuesta a ser otro gran robo al pueblo argentino en favor de las ganancias de los grandes capitalistas nacionales y especialmente extranjeros

Compartimos un repaso de los puntos más importantes del proyecto del gobierno.

 

El capítulo correspondiente a la reforma laboral no es ninguna “actualización” de convenios colectivos de trabajo obsoletos sino, por el contrario, un retroceso en importantes derechos que fueron conquistados con décadas de luchas:

- Se extiende el período de prueba hasta los 8 meses, al cabo del cual las empresas pueden despedir sin ninguna dificultad.

- Con la figura del “colaborador” en empresas de hasta 5 trabajadores, eliminan los derechos laborales para centenares de miles de trabajadorxs favoreciendo la creación de empresas “subsidiarias”.

- Se favorece la persecución sindical eliminando la exigencia de reinstalación en caso de despidos antisindicales.

- Rebaja los montos de las indemnizaciones por despidos.

- Elimina las multas a las patronales que no cumplen con la ley y precarizan a sus trabajadorxs.

 

El capítulo fiscal es el colmo de la injusticia: propone un fuerte impuestazos a lxs asalariadxs y una rebaja para a los empresarios. Literalmente a mayores riquezas, mayores ventajas tributarias.

De un lado tenemos la vuelta del impuesto al salario (el mal llamado impuesto a las ganancias) y un zarpazo a los monotributistas con la eliminación del monotributo social -que permitía hacer aportes y tener obra social a laburantes precarizados.

Pero del otro lado, mientras nos aumentan la carga fiscal a los trabajadores, eximen a mansalva del impuesto a los Bienes Personales subiendo el mínimo no imponible de 11 a 100 millones de pesos y se aplica una muy ventajosa moratoria tributaria a las empresas, con condonación de deudas y cómodas cuotas.

Y hay más: quizás lo más grave sea el Régimen Impositivo para las Grandes Inversiones, el RIGI. Este régimen establece que las grandes inversiones (fundamentalmente las ligadas al saqueo: minería, petróleo, gas, etc.) tendrán todo tipo de beneficios y no pagarán impuestos ¡por 30 años!

 

¿Cómo se van a solventar semejantes exenciones impositivas? Fácil: con la eliminación de la moratoria previsional, que va a dejar a cientos de miles de trabajadorxs -fundamentalmente mujeres- sin poder jubilarse nunca, porque les sacan hasta la posibilidad de ir pagando de su jubilación hasta completar los aportes adeudados,  aportes que no pagaron sus empleadores durante su vida laboral porque no las registraron.

La otra gran tajada de la motosierra es el fin de la estabilidad laboral de los empleados públicos. El gobierno se prepara para pasar a disponibilidad a cerca de 100.000 trabajadorxs, pudiendo despedir a todo el personal de las reparticiones que cierren y en aquellas dependencias donde “sobre gente”. Otros miles de cesantías vendrían con las privatizaciones y el vaciamiento de empresas públicas como Aerolíneas Argentinas, la minera YCRT o la administradora ferroviaria Sofse.

 

Ahora, ¿cómo podría aprobarse este mazazo contra el pueblo? Gracias al lobby de los capitalistas que se frotan las manos con el aval a la superexplotación laboral y las rebajas tributarias, y son a ellos a quienes responden los legisladores. En el Senado solamente siete bancas son del oficialismo, pero tendría el apoyo de la oposición “dialoguista” y de los gobernadores del PJ como Raúl Jalil (Catamarca) u Osvaldo Jaldo (Tucumán), porque favorece a las empresas que manejan las economías de esas provincias.

Un ejemplo clarito de esto es la facilidad que ofrece a las mineras para pasar por encima de cualquier disposición ambiental que limite los emprendimientos, o la posibilidad a las petroleras que exporten toda su producción o nos vendan la nafta en el mercado interno al precio internacional en dólares. Como además se relajan los controles, vamos a tener menos ingresos por regalías y retenciones. Carta blanca a la depredación de nuestras riquezas naturales.

 

Hemos denunciado sistemáticamente este ataque y nos movilizamos el día que se trató en diputados. Pero fuimos pocos porque la conducción de la CGT se borró, igual que el resto del peronismo. Peor aún, se sentaron con el gobierno a negociar los términos de la reforma laboral. Pero, en contraste con esa actitud, tanto la movilización del 1 de mayo como el paro nacional del 9/05 expresaron una bronca generalizada entre los trabajadores y una disposición a dar pelea. De hecho, ante la presión de sus bases alarmadas por las consecuencias de esta ley, muchos gremios están resolviendo movilizar.

Impulsemos instancias de deliberación y organización en todas las escuelas y exijamos a la CGT, CTA y CTERA la convocatoria a un paro activo de 36 horas con movilización cuando sesione el Senado para rodear el Congreso y frenar la sanción de la ley antiobrera.

Podemos derrotar al gobierno y a sus cómplices. Para eso, tenemos que pelear por un plan de lucha hasta la huelga general. Frenemos la Ley Bases y todo el plan Milei.