Hay desinterés. Hay desprecio. También ignorancia. Es que conoce poco el diputado lo que piensan las clases populares. Cualquier padre que tiene un taller apuesta a que su hijo estudie y pueda construir su futuro de la mejor manera.
La obligatoriedad de la educación -que viene del siglo XIX, de la ley 1420 de Sarmiento y los liberales- centralmente tiene que ver con el compromiso del estado de garantizar ese derecho: construyendo las escuelas, contratando los docentes, facilitando los recursos a los alumnxs. En fin, diseñando políticas púbicas e invirtiendo recursos.
Hoy en las escuelas faltan niñxs y adolescentes. Y eso es muy grave.
Las razones son diversas: porque no tienen zapatillas para llegar a clases, porque no consiguen banco en la secundaria del barrio, porque están pidiendo dinero en un semáforo, porque tienen que asumir el trabajo de cuidado de sus hermanxs menores, porque se incorporaron como “soldaditos” a la banda del barrio, etc., etc.
Repudiamos las declaraciones del diputado Benegas Lynch que hacen apología de un delito como es el trabajo infantil.
Reivindicamos a la escuela pública como el lugar donde deben estar nuestrxs niñxs y adolescentes.
Exigimos presupuesto y condiciones sociales que hagan la realidad la obligatoriedad de la educación.